lunes, 16 de noviembre de 2009

Extraño....

Extraño la forma en que sus ojos café se posaban sobre mí y me hacían levitar durante unos segundos, la manera en que sonreía de lado con monotonía, como si no le importara nada de lo que pasaba a su alrededor. Extraño verle llegar cada día por la mañana, mirando el piso como si una nueva dimensión se desarrollara allí, con las manos en los bolsillos del pantalón o colgando pesadamente a los lados de las piernas... Extraño su manera de reír estruendosamente, con aquella risa que resonaba en los pasillos... esa que ya se había vuelto inconfundible para mí. Aún echo de menos la forma en que sus manos se deslizaban sobre su cabello, en un inútil intento de arreglo que se me hacía total y completamente adorable. Extraño cómo mantenía mi mirada y parecía esbozar una sonrisa, dejándome entrar en el mar de sus ojos, permitiéndome descubrir todas aquellas cosas que escondía a la sociedad, esos secretos que descansaban en el fondo de su alma. Añoro aquellos días en que parecía estar triste, esos momentos de felicidad que no podía ocultar... todas aquellas emociones que, a la vez, se apoderaban de mí también. Extraño su aroma, su roce, su boca, su voz, su sonrisa. Aún me parece verlo en otros hombres, en otros ojos, en otras sonrisas, en otros rostros, en otros cuerpos... pero no es él. Porque él es único, aunque a veces me parezca tan común y corriente, tan integrado en el mundo... tan lejano a mí. Y aunque ya no está y ya no sienta lo mismo... sigo pensando lo mismo de él, y sé que lo que viví durante tres años no se volverá a repetir...

No hay comentarios.: